EL PODER DE LA BUENA VOLUNTAD
Por. José Giovanni Gómez
“Este amor que me deja así sin voluntad, sin fuerza...
(sin voluntad, sin fuerza para luchar, me deja ese amor
que da vida y me atormenta).
Este amor que me deja así sin voluntad, sin fuerza...
(razones hay de más para dejarte,
pero es que tu amor me deja el alma indefensa)”.
(sin voluntad, sin fuerza para luchar, me deja ese amor
que da vida y me atormenta).
Este amor que me deja así sin voluntad, sin fuerza...
(razones hay de más para dejarte,
pero es que tu amor me deja el alma indefensa)”.
Coro, canción sin
voluntad, Gilberto Santarrosa
Con el coro de esta
canción salsera, que describe muy bien la falta de voluntad y que quizá muchos
cantamos sin detenernos a interpretar su letra, quisiera revisar un poco el
concepto de “VOLUNTAD”.
La palabra voluntad
tiene su raíz en el latín: voluntas,
voluntatis – verbo volo=”querer” y sufijo tas – tatis= dad-idad. Y su
significado más común nos habla de la capacidad de los seres humanos que les
impulsa a hacer cosas de manera intencionada, se podría decir que es la
materialización de un deseo por medio de la motivación. Es la facultad que permite al ser humano gobernar sus actos, decidir con
libertad y optar por un tipo de conducta determinado. La voluntad es el poder de elección con
ayuda de la conciencia.
La conciencia
funge como la mejor consejera, a partir de la experiencia y los valores que
podamos adquirir a lo largo de nuestra vida, es decir que a diario esa
conciencia está recibiendo información y nos ayuda a tomar decisiones más acertadas,
según nuestra concepción en campos como la recreación, el trabajo, la familia,
ser productivos y eficientes.
La voluntad opera
principalmente en dos sentidos:
·
De manera
espontánea, debido a la motivación y al convencimiento de
realizar ese algo, como el querer salir de los problemas, el querer salir
adelante, o salir a pasear con alguien, iniciar una afición o un pasatiempo,
organizar una reunión, asistir a un entrenamiento, etc. (Buena voluntad).
·
De forma
consciente, debido al esfuerzo u obligación a realizar determinadas cosas:
terminar un informe a pesar del cansancio, estudiar una materia que no gusta o
presenta dificultades, recoger las cosas que están fuera de su lugar,
levantarse a pesar del sueño, etc. Todo esto representa un ejercicio de
voluntad, porque se llega a la decisión de actuar contando con los inconvenientes. (Fuerza
de voluntad).
La voluntad es fundamental para el ser humano, pues le dota de capacidad
para llevar a cabo acciones contrarias a las tendencias inmediatas. Sin
voluntad no se pueden lograr objetivos planeados.
Los
interrogantes más profundos sobre la existencia humana, giran a menudo
alrededor de las cuestiones sobre la voluntad.
En la filosofía contemporánea se
presenta como un valor fundamental, la capacidad de decisión propia a un ser
dotado de inteligencia y capaz de autodeterminarse a sí mismo desde las ideas
(conciencia). La voluntad es la potencia del ser humano, que le mueve a hacer o
no hacer una cosa. La función de la voluntad es la aptitud general para
reaccionar ante los estímulos externos o internos.
En el antiguo Oriente, se creía que la Voluntad era la parte superior del Hombre. Esta parte practicada por el Hombre es lo que nos acerca más a Dios, por lo que alcanzar este grado de espiritualidad no es sencillo. Implica que tenemos que iniciarnos en el camino de la sabiduría o del autoconocimiento. Camino que es abrupto e intenso, muy difícil de transitar, ya que el hombre que alcance a practicar y desarrollar su Voluntad, tiene que convertirse en un ser digno para hacerse acreedor a tan alto atributo. Este es otro aspecto de la Voluntad, que al aplicarla nos debe conducir hacia lo positivo, a la luminosidad, a lo que sea bueno para nuestro espíritu.
La buena voluntad es una característica espiritual de
gran magnitud, porque para algunas personas hace posible lo imposible; es una
premisa usada en religiones, donde se le da el poder a Dios para que realice su
voluntad en el hombre y sea cual sea su resultado será lo mejor.
El filósofo prusiano Immanuel Kant, quien desarrollo su
concepto sobre la voluntad, nos habla de la voluntad y el deber, Kant propone un nivel: Si hablamos de la voluntad como
algo absolutamente incondicionado (voluntad santa), entonces estaríamos ante
algo que es algo absolutamente bueno en sí y que, por tanto, no tendría que
actuar por deber para ser buena en sí.
Lo que sucede es que, en la práctica,
tal voluntad se encuentra situada en una realidad que está condicionada lo que
lleva a tal voluntad a tener que superar obstáculos continuos. En este
contexto, la voluntad es buena cuando actúa por deber. En definitiva, la
voluntad santa, es decir, la voluntad que actuaría al margen de inclinaciones y
tendencias individuales, no es buena en sí porque actúe por deber sino que OBRA
POR DEBER PORQUE ES BUENA.
Kant, explica la relación de la buena
voluntad con lograr alcanzar un objetivo o meta, que siempre es para el bien
del ser humano y por ello se convierte en hábito o deber. Es cuando la mente se
dispone a dejar que actué lo que más le conviene para conseguir lo que se
propone, es una mezcla entre mente, alma y espíritu, un concepto que se conoce también
como sano juicio.
La
voluntad interviene cuando se realiza una serie de acciones para conseguir una
meta, con representaciones en la mente sobre algo particular, puede ser un
pensamiento abstracto, un elemento concreto, existente o incluso aparente, por
alguna razón este pensamiento se vuelve valioso y es cuando se transforma en un
fin que alcanzar, requiere un esfuerzo, consistencia, motivación y dedicación.
La
buena voluntad, es un estado del alma en el que el individuo carece de
presiones y por el contrario expresa su sabiduría a través de experiencias que
lo hace fuerte espiritualmente y capacitado para conseguir lo que se propone en
cualquier campo de su vida, es el motor que puede llegar a motivar la
existencia, es una aptitud sanadora cuando la combinas con el amor y el
servicio. Así pues, la voluntad es como lo expreso Albert Einstein: “Hay una
fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica:
LA VOLUNTAD”.
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