La Soledad como enfermedad
Por: José Giovanni Gómez

Informes publicados en 2017 dan cuenta de que la soledad es tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día.

La medicina sabe desde hace tiempo que la soledad no es buena para la salud mental, ya que tiene asociadas patologías como la depresión, el estrés, la ansiedad y la falta de autoestima.
"Durante mucho tiempo a los médicos les costó reconocer la importancia de la soledad en la salud. Ahora sabemos que es necesario analizar y entender los contextos sociales de los pacientes" señala la doctora Lisa Jeremka.
Cada vez más personas en el mundo están viviendo solas, sea por decisión propia o por circunstancias de la vida. Pero existe también otro tipo de soledad con la cual se experimenta un vacío dentro de sí.
"Estar solo significa no sentirse conectado o cuidado, no tiene que ver con estar físicamente solo", señala doctora Jeremka.

La soledad es el sentimiento que surge tras la percepción de no formar parte de nada ni de nadie, de que algo en el interior está vacío, aislado, sin sentido de pertenencia.
Los síntomas frecuentemente incluyen ansiedad, alucinaciones, o incluso distorsiones de la percepción y el tiempo. Además puede conllevar a buscar una forma de salir de ella de manera fácil, como las adicciones al alcohol, droga, medicamentos o barbitúricos; con lo que se consigue evadir la realidad.

Las personas que experimentan soledad describen una sensación de estar desconectadas del mundo, sin rumbo, con una vida carente de sentido, sin posibilidades de poder identificarse con los demás.
En realidad, a nadie le gusta este tipo de soledad que aparece, generalmente, tras sufrir la pérdida de un vínculo significativo. Este estado del espíritu, suele representar una cárcel, cuando no es elegido, y vivirse con especial angustia.
En las sociedades actuales, que llamamos avanzadas, la soledad es una epidemia. En nuestra ideología individualista, mostrarse necesitado de afecto y apoyo es poco menos que un síntoma de debilidad, cuando, paradójicamente, la sensación de debilidad es justo la consecuencia de estar solo.
La soledad actual es, en gran parte, consecuencia de un sistema generado hace no muchas décadas, donde los valores de colaboración y solidaridad se fueron cambiando por la competición y la ambición desmesurada y, donde se fomentó la creencia de que las personas son entes aislados que pueden sobrevivir anímicamente, en desconexión con su entorno, sin perder por ello  la sensación de existencia.
Según la organización Euromonitor en 1.996 había 153 millones de solitarios en el mundo y en el 2.011 esta cifra se aumentó a 227 millones; datos interesantes y que van en aumento gradual año tras año.
Pero, ¿qué hay detrás de datos escritos y posturas sobre el tema?, un sin número de razones, fraccionamientos y debilitamientos.
El primero de ellos es el concepto de familia. Familias que décadas anteriores eran de más de seis integrantes, hoy son tres y eso si logran unidad; causadas por múltiples factores que en su gran mayoría tienen que ver con posturas egoístas aun dentro del núcleo social, como lo es la familia, separaciones, roles invertidos y competencia para ver quien logra ser la cabeza del hogar.
Resultado de estas fricciones… soledad, el hijo busca nuevos horizontes y los padres buscan nueva pareja o vivir su individualidad. Pero muy pocas veces se concibe la idea de reinventar la familia.
Casos de soledad extrema han llevado a personas a pensar en el suicidio como medio de escape, aquello que hoy se conoce como “Bullying”  o acoso escolar, acoso laboral, acoso sexual, acoso social, por lo que deciden aislarse. Es que la sociedad permite que sucedan estas cosas.
Aun se hay recuerdos cuando los abuelos de la familia eran de gran importancia, quienes poseían la experiencia, el cariño y los medios para transmitir un mensaje que hoy ya no existe.
Es un panorama poco alentador para la familia y no mejor para los casos de soledad.
Otro aspecto es la crisis de valores; el respeto por el otro, la capacidad de compartir, de tolerar, de unidad, de trabajo en equipo. Lo anterior, hace referencia a una educación incompleta y violenta que solo piensa en producir hombres y mujeres con gran conocimiento y actitudes para obtener logros y dinero, pero seres humanos de muy poco talante.
Quizá estas son las claves para volver a recuperar una sociedad, entiéndase sociedad como grupo de personas, colaborativa y comprometida con el ser no con el hacer.
Y por último, quisiera tocar el tema del juego en la infancia; sí el juego, aquellos que se practicaban en grupo de varios niños, compartían tiempo, juguetes y conocimientos. Ahí empezamos a entender como relacionarse correctamente poniendo en práctica los valores inculcados en la educación y la familia; y ahí la soledad no tenía cabida. Hoy los teléfonos, las tablets, los computadores y los televisores le están ganando la partida a las escondidas, las rondas y los deportes de parque.

La soledad como patología es una realidad, pero se puede volver a lo fundamental, la familia, los valores y el juego.

Comentarios